viernes, marzo 29

La Alquería de Ráfales - Matarranya - Bajo Aragón


Querido compañero de fatigas gastronómicas:

Bien es verdad que no siempre ocurre lo que narraba ayer. Hoy, para cambiar de tercio te contaré otra historia, con sus más y sus menos, pero con encanto.

Cosas del destino, hace unas semanas descubrí la comarca del Matarraña. Iniciamos una relación virtual con algunos empresarios de dicha comarca que andaban a la búsqueda de un restaurante en Barcelona dispuesto a colaborar en la difusión de su cocina, de sus productos y de su cultura. Presto me dispuse a colaborar en lo que estuviese al alcance de mi mano pero algo falló, te aseguro que no fuimos nosotros y todo se fue al traste. Cuando sea el momento y solamente si es necesario desde aquí argumentaré el porqué las cosas no salieron como debían. Como a un niño pequeño que le ponen un caramelo en la boca y luego se lo quitan, así me sentí yo. Pero como uno ya lleva unas cuantas carreras corridas y las ve venir pues eso, a otra cosa mariposa. Iluso ingenuo.

Incríble Matarraña

El caso es que tras un fallido encuentro en el Matarraña decidí visitar la zona por mi cuenta y riesgo. Me cuesta poco coger el coche, como bien sabe usted, y hacer unos quilometrillos con la única finalidad de pasar un buen día con los míos allá por dónde sea. Dicho y hecho. Un domingo por la tarde me pongo en contacto con un hotelero de la zona, hacemos la reserva y para allá que nos vamos. Dos horas y media desde Castellbisbal aproximadamente.  Llegamos de noche, nos estaban esperando. Solos en el pequeño hotel. Mesa para cuatro, festival de cena y al catre.

Esto es Rafales, una entrañable localidad que enamora, con un valor paisajístico tremendo. Estamos en La Alquería, hotel rural y restaurante, regentado por la excelente pareja de anfitriones José Antonio y Clara. Él de Ciencias y ella de Filosofía y letras. Entre fogones encontraremos a Clara, siempre ideando cosicas nuevas, dando talleres de chocolate, pastelería o lo que haga falta. Agarrando la pala para quitar hielo del parterre del colegio de los chiquillos o enseñando castellano a los inmigrantes del lugar. Apasionada desde pequeña, amante de los olores del pasado, cocinera de pies a cabeza, una gran persona. Coincidimos: hoy en día los jóvenes cocineros hacen esferificaciones del derecho y del revés pero no una buenas lentejicas o una tortilla, frase para enmarcar en el dintel de su cocina. Por cierto me quedé con las ganas de ver la cocina y la bodega, se me pasó. JoseAntonio es todo corazón, inquieto gentilhombre y buen conversador, amante de los buenos vinos y las cosas bien hechas, con frecuencia comparte lo cotidiano a través del blog de La Alquería. Lo tiene claro: la gente que viene aquí sabe a lo que viene. Vaya, nosotros debíamos ser los únicos que no teníamos ni idea.

¡Qué suertudo eres Pablo!

Estos chicos de la Ribera son “sangre, sudor y lágrimas” pero tienen un tesoro. Si un día se me extravía usted por estos lares y no sabe dónde irse de relajo, vaya por allí, piérdase por el Matarraña y déjese cuidar en La Alquería. Garantizado.

De la cena guardo buen recuerdo…

Unas croquetas de foie, otra vez con el fuá, muy ricas. Líquidas, quizás poco crujientes pero de un gusto excelente.

Unos garbanzos de Pedrosillano pura mantequilla, con unos langostinos para chuparse los dedos. Una ración generosa, jugosa y bien resuelta. ¡Cómo me gustan los garbanzos bien cocidos!


Y un Ternasco de Aragón de buena casta. El plato con más personalidad de la cena fue también el que más críticas recibió. Me gusta el cordero más rosadito y el resto de comentarios ya los saben ellos, y usté si eso los mira en el Foodspotting.

Un filete de vaca con salsa de senderuelas para quitarse el sombrero, algo saladito pero sabroso y tierno al tiempo. Un buen producto bien manipulado. Esas salsa a base de crema, cuando están bien hechas, son bien ricas oiga.


Pero bueno. Nada de eso importa ni dura tanto en la memoria como el excelso desayuno que nos arreglaron. Nada especial, es lo que hacemos siempre – dice Clara. Acabáramos, si lo se me levanto antes del catre y no abandono mesa y mantel hasta el atardecer. Opíparo, majestuoso, artesano y excelente. Eso sí es una buena manera de empezar el día. Gracias chicos, amenazamos con volver.

Después de esto anduvimos por los alrededores disfrutando del entorno, almorzamos en Valderrobres unos buenos caracoles, que lo sepa, pero eso es ya otra historia.


A más ver querido y extrañado amigo Pantxeta

6 comentarios:

  1. Leyéndole a usted estas líneas me vienen entrañables recuerdos de nuestros condumios de carretera y manta. Unos viajes más gentiles que otros, pero siempre de rica charla, sobremesa, nocturnidad y alevosía.
    Siga usted rebañando platos a camisa remangada y siga usted acompañándose de los de cerca.
    Salud y mil abrazos con la pechera salpicada de salsas eternas!!!

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    1. Sepa que jamás unas una líneas podrán dar a conocer la buena compañía que su señoría me dispensa aún con el ancho mar de por medio.
      Pero por Belcebú! Use usted babero y guarde la pechera para las medallas.
      Salud, digestión, urbanidad y ceremonia.

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  2. Amigos Xesco y Panxeta, como ya estamos en Pascua y la primavera la sangre altera vamos a tener los ánimos en alto, que veo a Xesco un poco alicaído. No espere demasiado de los empresarios. Soy malpensado y seguro que querían uno estrellado en el Paseo de Gracia. Por cierto, de los productos no dudo nada, pero qué cocina querian difundir? Las olivas de empeltre, las más negras, duras y gran calibre, siempre están vendidas. Ni a Zaragoza llegan. Pero he vivido ese territorio histórico y lo quiero, mucho, que no todo es Somontano, ni tampoco el fértil Jalón. La próxima, hago de cicerone. Solo hay que convenirlo. Lo he hecho bastantes veces. Una vez llevé a Ráfales a dormir a un escritor que ustedes han leído. Se le hicieron eternas las curvas tras el desvío de la carretera general. Pero llegó la calma. Hago una observación, está usted seguro que todos sus lectores saben que habla de Aragón? del Bajo Aragón concretamente, comarca del Matarranya? Nombre de río, junto a otro de nombre poético, Tastavins? En el título del post no sé si hay una errata, Ráfales, o si quiere recordar que estuvo usted en una de las zonas donde su manera de hablar es muy "apreciada" por Catalunya, pero en este caso se podría decir Ràfels.

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    1. Estimado amigo J.M. Pisa:
      Ilustra usted este su blog con sus siempre apreciadas anotaciones. Nadie me ha hecho ninguna observación a propósito el nombre de la mencionada localidad. y no, no estoy seguro de que nuestros lectores sepan que hablamos del Bajo Aragón, pero así, creo que siempre queda algo por descubrir.
      Por otro lado quisiera felicitarle por su justa y merecida nominación a los premios de la Real Academia de Gastronomía.
      Ahora mismo modifico el título, agradecido.
      Alicaído en su justa medida, no más.

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    2. Buenas noches. Ya es hora de ir a dormir. Al menos yo. Gracias por la felicitación. Hay muchos aragoneses que les encanta seguir con su habla heredada. He hablado tantas veces con gente de esa tierra cada uno a nuestra manera... No me gusta la normalización ni con fabla ni con catalán. Hay opiniones. Lo que sé es que en ese tierra hay una riqueza lingüística que unos y otros la quieren para sí. "Badocs" son las flores de la calabaza que, antes de la nueva cocina, se comían rellenas en esas tierras. La calabaza aquí es muy importante. Un determinado tipo para rellenar las tortas de alma, pastissets o casquetes, no con cabello de ángel como están en cualquier esquina. Y "el coc en primentó", qué es, una pizza, una coca? Ya hace años que las mujeres del Matarranya editaron su libro de recetas en su habla. A esto me refería en cuanto a promocionar cocina.

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  3. Buenas noches, lo mismo le digo. Y fue que las guisanderas de la zona se reunieron para hacer unas demostraciones a las que no pude asistir por lo precipitado de la convocatoria que no por falta de interés. Y ahí quedó la cosa. Se que han entablado colaboración con algún cocinero de Zaragoza y otro en Bilbao. El asunto en Bcn queda sin confirmar. Por unos o por otros no cuajó la aventura.
    En fin, a por otras cosas.

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